Te invitamos a caminar hacia el agua. En todos los pueblos y ciudades hay un sitio así, un río, un embalse o depósito… el sitio del agua. Camina hacia allí. No te preocupes, que allí podrás seguir el resto del retiro, así que date un tiempo para llegar.

 

Camina hacia el río (o hacia el agua) observando a la gente con la que te cruzas. Mira sus caras y sus gestos, o lo que hacen con la gente con quienes van. Ve guardando todo esto en tu corazón.

 

Piensa en la de gestos cotidianos que tenemos con la gente que nos rodea. Y los que nos ahorramos… Cuanto más habitual es la gente en nuestra vida, menos deferencias. Quizá ahorramos más palabras, gestos de cariño, sonrisas o “buenos días” que los que deberíamos… piensa en ello y en ellos de camino al agua…

 

CUANDO LLEGUES AL AGUA…

 

Mírala. Escúchala correr si es posible. Tócala… Y lee.

 

DEL EVANGELIO DE JUAN (4, 5-15)

 

Así que llegó a una ciudad de Samaria llamada Sicar, cerca del campo que Jacob le había dado a su hijo José. De hecho, allí estaba el pozo de Jacob. Y Jesús, que estaba cansado del viaje, se sentó junto al pozo. Era alrededor del mediodía. En eso llegó una mujer de Samaria a sacar agua. Jesús le dijo: “Dame de beber”. (Sus discípulos habían ido a la ciudad a comprar alimentos). Pero la samaritana le preguntó: “¿Cómo es que tú, que eres judío, me pides agua a mí, que soy samaritana?”. (Porque los judíos no tienen trato con los samaritanos). Jesús le respondió: “Si supieras del regalo de Dios y supieras quién es el que te está diciendo ‘Dame de beber’, tú le habrías pedido agua a él, y él te habría dado agua viva”. Ella le dijo: “Pero, señor, si ni siquiera tienes con qué sacar agua, y el pozo es profundo. ¿De dónde vas a conseguir esa agua viva? ¿Acaso eres tú superior a nuestro antepasado Jacob? Él fue quien nos dio este pozo, del que bebieron él, sus hijos y su ganado”. Jesús le respondió: “Todo el que beba de esta agua volverá a tener sed. El que beba del agua que yo le daré nunca más tendrá sed. Más bien, el agua que yo le daré se convertirá dentro de él en un manantial que brotará para dar vida eterna”. La mujer le dijo: “Dame de esa agua, señor, para que no vuelva a tener sed ni tenga que estar viniendo a este lugar a sacar agua”.

 

Y yo, ¿de qué aguas bebo, qué me hace recobrar el ánimo, seguir adelante, aliviar las cosas que necesito? Puede ser desde lo más mundano a lo más profundo, pero todas son aguas; desde un trozo de chocolate por la noche a un encuentro o una lectura… ¿Cuáles son mis aguas?

Repasa todas. ¿Sabes distinguir de cuáles tienes que volver a beber y cuáles te dejan aliviado? ¿Y qué aguas son positivas y cuáles, en el fondo, sabes que son negativas, aunque sean agua?

El agua tiene esas cosas… a veces no bebemos la que debemos, o la que creemos deber, o la que dicen que debemos…

Hoy solo sintámonos satisfechos por distinguir las aguas…

 

INVITACIÓN: HAZ UNA FOTO AL AGUA. ESCRIBE, CON LA FOTO, ALGO QUE RESUMA LO QUE HAS PENSADO EN LAS PREGUNTAS ANTERIORES…