Si pudieras tumbarte en el lugar que estás, sería genial. Si no, mira al cielo, cierra los ojos, siente el aire, quieto, o en movimiento, o la brisa, o el viento…

 

Inspira.

 

Espira.

 

Hazlo varias veces repetidas.

 

El aire entra en tu cuerpo. Te llena. Da vida…

 

Lee atentx esta lectura… La hemos leído en la oración del Sábado Santo, y la recuperamos…

 

DEL PRIMER LIBRO DE LOS REYES (19, 9-13)

 

Elías se metió en una cueva, donde pasó la noche. Y el Señor le dirigió la palabra: —¿Qué haces aquí, Elías? Respondió: —Me consume el celo por el Señor, Dios Todopoderoso, porque los israelitas han abandonado tu alianza, han derribado tus altares y asesinado a tus profetas; sólo quedo yo, y me buscan para matarme. El Señor le dijo: —Sal y ponte de pie en el monte ante el Señor. ¡El Señor va a pasar! Vino un huracán tan violento, que descuajaba los montes y resquebrajaba las rocas delante del Señor; pero el Señor no estaba en el viento. Después del viento vino un terremoto; pero el Señor no estaba en el terremoto. Después del terremoto vino un fuego; pero el Señor no estaba en el fuego. Después del fuego se oyó una brisa tenue; al sentirla, Elías se tapó el rostro con el manto, salió afuera y se puso en pie a la entrada de la cueva. Entonces oyó una voz que le decía: —¿Qué haces aquí, Elías?

 

Ay el profeta Elías, esperando al Señor en su cueva… Así, a lo bestia, en crudo… ¿dónde esperas encontrarte al Señor?

 

Ni en terremotos, ni en huracanes, ni en torbellinos, ni en fuertes lluvias. ¡En la suave brisa! Ahí… en lo que pasa desapercibido, en lo pequeño, en esa parte final de los temas que nunca te estudiabas, en esas personas que pasaban desapercibidas, en lxs empobrecidxs, en los pequeños de La Tierra.

 

Dios es suave brisa.

 

La vida es suave brisa.

 

Piensa un poco en un día cualquiera, uno de esos aburridos, con clases, o con trabajo, o con niños, o con familia… Un día cualquiera, pequeño… una brisa que parece que no hincha las velas…

 

Repaso mis días cotidianos: ¿qué hay en esos días que hincha mis velas, qué me ayuda a seguir, a sonreír, a vivir, a soñar en futuro? ¿En qué cosas pequeñas me encuentro con Dios actuando a plena potencia? Piensa bien, porque a veces no se ve…

 

Doy gracias.

 

Es la brisa cotidiana la que lleva las velas, supera tormentas y calma chicha. Las fiestas adornan la vida, le dan viento fresco. Pero hay que navegar…

 

INVITACIÓN: HAZ UNA FOTO AL CIELO. Y PONLE NOMBRE A TU BRISA…